martes, 12 de diciembre de 2006

Otro tipo de Ponny (o poni o ponie o ponnie o...)

Cuándo hablé de caballitos (y fin de las discusión sobre los nombres) Neblina (vuelve, vuelveeeeeee, vueeeeeeeelveeeeeeeeeeeee) comentaba:

A mi me parece un poni, pero no soy una experta, aunque lo mejor de los ponis es poderte reir de ellos, y no te veo echándote unas risas con este, busca uno que provoque una sonrisita... anda.

A ver si lo consigo.

Siempre he tenido barba precoz. En octavo (de EGB), por una apuesta que gané, me dejé por primera vez barba aunque, en un colegio demasiado derechista, me hacían afeitarme desde séptimo (“aféitese señor Tako que no se le ve la cara”) y eso hizo que un poder mío sea acicalarme por la mañana y pinchar (si, chicas, pincho) a la hora del almuerzo. Con el tiempo hacer de Papá Noel o de Rey Mago se convierte en una tradición.

Por otra parte a mis ojos los decoran las ojeras desde mi tierna infancia. Bueno tengo fotos con dos años en las que no... era una metáfora (¡ah! ¿no lo es?... es que soy de ciencias y no se escribir, sorry).

Para terminar poseo lo que, normalmente, se me define como "voz característica"... lo que los más queridos llaman "voz de radio" y algunos "voz rara".

Todo esto ha sido la introducción, ninguna de estas cosas forman mi jaquito… debe ser difícil explicarlo, que le doy tantas vueltas. Vamos allá.

Un tradición (muy discutible o defendible) de colegios, institutos, universidades y demás son los viajes de fin de curso (sí, esos que nunca se hacen al final). No, mi equinito no es el lugar. En el brainstorming (o rain estormin para Javi) se barajaron nombres como Egipto, Ámsterdam, Grecia y los dos graciosos que escribieron Luna y mie… Nada tiene que ver con que se eligiera la capital de los Países Bajos. De hecho mi monturita nace a la vuelta, en la frontera alemano-francesa.

Y ahora cobran sentido ciento cuarenta y dos palabras (setecientos sesenta y nueve caracteres) de introducción.

Después de la noche de la última fiesta extrema (que eso, gracias a Quim, es otra historia) volvíamos a nuestro hogar. Yo llevaba barba de cuatro días, ojeras de tres e iba durmiendo. Y llevaba el regalo de un huevo kinder en mi bolsillo y, en su interior, un barquito.

Por lo que me contaron tres gendarmes, de paisano, subieron al autobús con un lema: “si lleváis droga en las mochilas sacarla ahora o arrepentiros para siempre”. Cuatro compañeros (y, ejem, un profesor) bajaron, tras la indecisión, con dos de ellos. François (no, no se llamaba así) se dedicó a pasearse por el autobús hasta verme a mí durmiendo con mi barba, mis ojeras, mis pantalones rotos, mi camiseta de los Suaves y mi regalo de huevo Kinder en el bolsillo… y me despertó.

Ahora imaginar que estáis en el mejor de vuestros sueños y os despierta un tío vestido de paisano con un:

- ¿Dónde llevas la droga?
- ¿Ein? (léase con voz de ultratumba).
- ¿Dónde llevas la droga?
- ¿Qué droga?
- Mira que hago subir al perro.
- ¿Droga?

Mientras François iba a por el perro me di cuenta que todo el autobús me miraba y el otro maestro me hacía señales de silencio. Y subió el perro. Supongo que me tenía que darme miedo. Se acercó a mí, me olió. Le acaricié. Me lamió el zapato. Le miré. Me miró con cara de pena.

- ¿Cómo se llama? (léase con voz afónica)
- La droga.
- ¿La droga?
- ¿Dónde está la droga?
- ¿Qué droga? ¿El perro huele le droga?

El perro me daba vueltas, más por hacer algo que por alguna razón concreta. Yo le iba acariciando.

- Ahí.
- ¿Qué? (léase en subwoofer)
- No te muevas.

Me registró y encontró mi regalito de huevo Kinder.

- ¿Qué es esto?
- Un huevo. (léase en plan Constantino Romero)

Ya habían subido todos los de abajo y ahora eran los dos profesores que me indicaban que mi vida dejaría de ser feliz en breve.

- Y que lleva dentro.
- Un barquito. (léase en tono bajo)
- ¿Seguro?
- Sí.

Abrió el huevo con un intento de cara de misterio mientras el perro se había sentado a mis pies, tras acariciarle yo la oreja.

- Ajá… …. …. un barquito.
- Sí, un barquito. Pirata. (léase con voz pronfuda)

Creo que fue en ese momento cuándo se dio cuenta de que estaba perdiendo su poder.

- ¿Llevas droga en la maleta?
- No. (léase con matiz ronco)

Se giró, se metió mi regalo en el bolsillo y se fue. Pese a que el odio de mis profesores estaba colgando a infinito aún dije.

- ¡Eh! El barquito es mío. (léase con timbre de desesperación)

Y no me hizo caso. Y me robó mi regalo. Y ahí mi corcelito.

¿Adónde fue mi navío? ¿Algún Françoisito disfruta de él? ¿Estará conociendo mundo? ¿Realmente François creía que había droga y se la llevó para su fiesta privada? ¿Será por eso que me mareé una vez?

Vuelveeee barquito vuelveeeee (y vuelve con Neblina).

Frase del día.-

Para que me follen, que me follen entero.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Que habilidad para cambiar de tono!!!! Has de trabajar en la radio haciendo anuncios para los huevos Kinder.


si me dices dónde esta la droga, te regalo un barquito


Pd. Si en este intento no queda el comentario nos jodimos!

Anónimo dijo...

Tako bonito ya la tanías... Claro quédate en Colombia ( si quieres por supuesto ! )

Tako dijo...

Me quedo con ambas.

Anónimo dijo...

Yo tengo “ un mono de la suerte” que salio en un huevo, si intentan quitármelo le diré donde esta la droga. Sr.Tako si me sale un barquito se lo mando. Bueno lo que le ocurrió, aunque sigue siendo un abuso de autoridad, deja una sonrisa en los labios.

Tako dijo...

¿Un mono?

El mundo de los huevos kinder es sorprendente.

Besos