lunes, 17 de marzo de 2008

M de Muerte

- Hace mucho que no haces el Abecedario.

- Bueno siempre se me ocurren
palabras repetidas y además tampoco suelen ser cosas alegres u originales.

Empezemos el lunes y la semana con alegría.

Ahora que en estas fechas se habla más de ella debo reconocer que tengo varios problemas con la muerte. Quizás el primero de ellos sea mi visión sobre ella que sería un mezcla entre una personificación antropomórfica


y una gótica simpática.


Cuando explico eso a alguien se cree que no me tomo en serio la muerte. Además afirmo que perdería con ella


aunque yo sepa como se mueve el caballo. Un ejemplo cercano es que estuve a punto de perder mi última partida de ajedrez contra un jugador de nombre ruso. Pero él ha sido entrenado por una bruja y así cualquiera.

Me he desviado del tema. Pero, para ir de vuelta al camino, aprovecho para soltar el tópico que más odio "la muerte nos iguala a todos". Por favor, espero que nadie se crea eso.

Así que, ya lo sabes, mi forma de ver a la muerte es frívola. Puedes pensar que, a diferencia de mi círculo cercano, no he sufrido la muerte de un familiar cercano. Tampoco es del todo cierto. Mi hermano, sin ir más lejos, debe su nombre a un tío nuestro. Curiosamente la historia del fallecido es la que yo más he seguido. Pero me vuelvo a desviar y eso es otra historia.

Tampoco es que crea fehacientemente en resurrecciones, reencarnaciones, cielos o infiernos (aparte de los que nos creamos nosotros). Pero, por si me estas leyendo, creo que mi objeto-alma


podría ser uno entre: el libro Nacida en Domingo, una prenda de roja naranja (o negra pero esas me las robas, ¿verdad?), una taza de café o una nariz de payaso.


Creo que una de las razones para este tipo de pensamiento fue mi primer encuentro con la muerte, haya por los catorce, cuando nos dejó un amigo afectado de lo que entonces era la peor de las enfermedades: el cáncer. Hizo una fiesta de despedida, más alegre que muchos cumpleaños. En el momento supremo alguien preguntó:

- ¿No te da miedo?

- Bueno un poco sí pero… tampoco tienen muy claro si me voy a morir o no… intentó disfrutar del momento, supongo.

- Pero…. ¿y no te preocupa no saber que pasará?

- Ja, ja, ja… Tampoco se ahora lo que pasará dentro de dos minutos.
Murió a los tres días y ahí aprendí lo segundo que ser sobre la Parca. De poco me sirve cuando me dicen que la gente aún vive gracias a los recuerdos, para los sentimentales, o la genética, para los científicos. Cuando te marches no podré tomarme una cerveza contigo ni volver a vacilarte, no podremos sentarnos a solucionar el mundo o a no entenderlo y… seguiré sintiendo en mi corazón lo injusto de tu vida, que no tuviste nada fácil.



Seguiremos esta obra de teatro. Uno de nosotros hará de apuntador para que no nos perdamos. Seguramente no será el más fuerte, eso suele pasar. Es posible que nos entre algún actor nuevo. Y tendremos que seguir hasta que poco a poco... nosotros mismos muramos.

Tira de Aitor. I. Eraña

2 comentarios:

Antígona dijo...

Nada fácil hacer un post sobre la muerte sin dramatizar en exceso ni dejar de decir algunas cosas esenciales, Tako. Así que, de nuevo -y esta vez no por tus treinta y uno :P-, mis felicitaciones.

Ante la muerte no valen consuelos, tienes razón. Ni recuerdos, ni genética ni nada que se le parezca. Pero como en esta gran obra los actores siempre estamos en movimiento, no cabe otra que seguir disfrutando de cada escena pensando más en lo que aún queda que en lo que perdimos.

¡Un gran beso!

Dejate_Llevar dijo...

Sr.Tako:

"Sigo preguntándome si hay vida después de la muerte, y si la hay, ¿Le cambiarán a uno un billete de veinte pavos?". (Woody Allen).

!Buena vasija!. xD