La boda... de mi mejor amigo

Poco de lo que fue y todo lo que me hubiera gustado que fuera...



- Hola, bruja.

- Hey, capullo. ¿Te estás divirtiendo?

- … No especialmente pero he hecho… lo que había venido a hacer.

- ¿Les has dicho que el amor nunca es eterno?

- No… les he felicitado.

- Buen chico, estoy orgullosa de ti y aún lo estaría más… si estuvieras bailando.

- Como idea es cojonuda… espera que acaben los bailes de agarrado y prometo bailar el primer éxito del verano que pongan… aunque sea “The room”.



- Tampoco te pido tanto pero al menos baila algo… seguro que ahora estás sentado, solo, intentando arreglarte la corbata marrón.

- ¿Te había dicho que mi corbata era marrón?

- La camisa a rayas. ¿Al final te has dejado la americana en casa?… tendrías que comprarte una nueva pero aún no lo has hecho. Mirando el regalo de los novios y preguntándote ¿de quién habrá sido la idea? o ¿cuánto les habrán clavado por esto? o ¿qué se supone que debo hacer con esto?...

- Vale que seas bruja pero no podías saber lo de la corbata...

- De pronto una canción familiar





... y... te levantas de la silla, arrastrando contigo el mantel en una escena cómica, preguntándote ¿Quién ha elegido esta canción? ¿Quién pondría algo tan inbailable? Y, efectivamente, la multitud deja de moverse, todos aprovechan los últimos vestigios de la barra libre, los novios andan despidiendo familiares… y ves a tu gata… bueno en verdad te la imaginas, ya que no la invitaste a la boda, jejeje… pero no te preocupas, nunca te faltó imaginación… a ella tampoco. Así que inicias y acabas tu estancia en la pista, solo, cantando… y los novios se te acercan y los ves felices y piensas… "¡que demonios! ¡la vida sigue! Quizá no encuentre mi princesa ámbar pero, al menos, tengo sexo y algún día nos apuntaremos a clases de baile".