martes, 5 de agosto de 2008

Algo para leer XIII (el rodaje del director)

Este caballero con cara de friki es Agustín Fernández Mallo.


Es posible que usted ya lo conozca. A un tiro de Google descubrirá que es físico, escritor y alma mater de literatura posthumana, la narrativa mutante, la poesía postpoética, el afterpop y el sentido común indie. Nada más y nada menos. Al menos eso dice él de si mismo y algún crítico lo ratifica. Las obras que han generado estos y otros comentarios son, sobretodo, su trilogía “Nocilla Project” con “Nocilla Dream” y “Nocilla Experience” publicados y “Nocilla Lab” por publicar. Incluso muchos escritores se han unido a lo que ya se denomina la “Generación Nocilla” (formada por un grupo de setenteros: Vicente Luis Mora -1970-, Jorge Carrión -1976-, Eloy Fernández-Porta -1974-, Javier Fernández -1970-, Milo Krmpotic -1974-, Mario Cuenca Sandoval -1975-, Lolita Bosch -1978-, Javier Calvo -1973-, Doménico Chiappe -1970-, Gabi Martínez -1971-... con Juan Francisco Ferre -1962-, Germán Sierra -1960- y Fernández Mallo -1965- de capos). Si el nombre cuaja me encantará ver cómo se explica en el futuro. También se podrían llamar "Genaración Cha-val"... ya puestos.

No existe espacio si no existe luz. No es posible pensar el mundo sin pensar la luz [lo dijo Heráclito, lo dijo Einstein, lo dijo el Equipo-A en el capítulo 237, lo dijeron tantos]. Y sin embargo dentro de cada cuerpo todo es oscuridad, zonas del Universo a las que la luz jamás tocará, y si lo hace es porque está enfermo o descompuesto. Asusta pensar que existes porque existe en ti esa muerte, esa noche para siempre. Asusta pensar que un PC está más vivo que tú, que adentro es todo luz.

Nocilla Dream

Los libros vienen a ser, en un maquiavélico resumen, blogs compuestos a base de posts más o menos interesante. Claro que decir sólo esta frase sería injusto ya que, como dije en la introducción, Fernández Mallo parece convencer a un grupo considerable de personas (entre ellas yo mismo, aunque quizá dude usted de ello). Así pues, es de ley entrar más en la historia.

Nocilla Dream, cuyo arranque surge de la conjunción de la lectura del artículo El árbol generoso (de Charlie LeDuff, The New York Times, 10-06-2004), con el fortuito hallazgo, en un sobre de un azucarillo de un restaurante chino, del verso de Yeats, Todo ha cambiado, cambió por completo/ una belleza terrible ha nacido, y la también fortuita reaudición ese mismo día de la canción ¡Nocilla, qué merendilla! de Siniestro Total (DRO, Discos Radioactivos Organizados, 1982), fue escrito entre los días 11 de junio y 10 de septiembre de 2004 en las ciudades de Bangkok y Palma de Mallorca. El así denominado Proyecto Nocilla, constituido por Nocilla Dream y las sucesivas Nocilla Experience y Nocilla Lab, responde a la traslación de ciertos aspectos de la poesía postpoética al ámbito de la narrativa.

Nocilla Dream


A Agustín se le ha definido como revelación, arriesgado, ingenioso, interesante, original, vendedor de humo, rompedor, alejado de estructuras preconcebidas… Si usted no lo ha leído nada de él (antes del Proyecto Nocilla posee bastante de lo que el define como poesía post-poética) le diré que escribe la “novela” en fragmentos breves (mezclando personajes e historias, enfocando muchos puntos de vista) que forman un todo bastante difuso (haberlo, haylo). Los relatos se relacionan por líneas que se repiten a trazos y disponen de pequeñas reflexiones, a gusto de lo que quiera entender el lector. Quizá esa es la gracia… que textos que no son más que un corta-pega de Internet, extractos de películas, temas musicales, matemáticas y física… acaban por dibujar unos curiosos personajes que recuerdan alarmantemente a uno mismo.

Mira, Sandra, ¿te gusta?, y Jota extiende un paquete rectangular sobre la cama. ¿Un regalo?, dice Sandra, Qué sorpresa. Sí, responde él, Hoy hace 6 meses que estamos juntos, ¿no? Sandra lo toma entre sus manos. Desgarra el papel y aparece un pesado volumen titulado La Biblia en Manga. ¡Joder! Qué chulo, Jota, ¿qué es? Pues es vuestra Biblia, pero dibujada con estética de cómic japonés, e incluso con insertos de personajes de los cómics Manga, un buen tocho, acaba de publicarse. Sandra pasa al vuelo las viñetas de colores llenas de hombres y mujeres de grandes ojos, y esa noche, para celebrarlo, compra huevas de trucha escandinava y una botella de champán La Viuda Clicquot, que devoran metidos en la cama mientras se ríen viendo la lucha libre americana en una pequeña tele portátil que ella tiene al fondo, sobre una silla de formica. Después Jota se calza unas bragas rojas por encima del apretado pantalón de su esquijama, un pasamontañas peruano de colores, y una toalla atada al cuello por capa, y se tira muchas veces sobre Sandra [que se defiende bastante bien], al grito de ¡SuperJota al ataque!, en el cuadrilátero improvisado de la cama. Esa noche hicieron el amor con profundidad, y se durmieron con la tele en marcha. A eso de las 7 de la mañana, a Sandra le despierta el zumbido de la tele y, desvelada, se prepara un café, el cuerpo parecía encogérsele de frío bajo la bata, ve por la ventana de la cocina despuntar el sol tras el tejado de la Tate Modern Gallery, regresa con la taza a la cama, y allí, medio sentada con la almohada entre la espalda y la pared, coge entre sus manos La Biblia en Manga que, desplazada por la lucha libre americana, había quedado tirada en el suelo, y pasa las hojas con detenimiento. Encuentra en unas cuantas viñetas del Nuevo Testamento lo que, seguro, es el dibujo de su propio rostro: sus gestos más llamativos, incluso su ropa, el bolso de Vuitton, las mismas gafas de sol con el anagrama 212 en la patilla, sus deportivas All Star; la representación consistía en una mujer que ayudaba a completar el Vía Crucis a Jesucristo ofreciéndole agua aun a riesgo de que un macarra, claramente sacado de Akira 2ª Parte, acabara con su vida. Un poco más adelante encuentra a Jota entre una multitud, vestido de romano. Echa un trago de café. Escucha la lenta respiración a su lado, pone la mano sobre el cuello de Jota y nota el latir de su arteria entre las líneas de su mano, azar de líneas que se entrecruza con el vector de la sangre, y permanece mirando la nieve del televisor un buen rato, hasta que se introduce más adentro en las sábanas; aún huelen a semen. Deja La Biblia en el suelo, y cae profundamente dormida sobre su espalda.

Nocilla Experience


La sensación de picoteo, de zapping, es total, en lo bueno y en lo malo. Te recreas en el cacahuete que te gusta, mientras miras tu película favorita como pasas volando de un programa de corazón justo cuando un kiko casi te rompe un diente. El mismo Fernandez mallo en el Cultural del País explica esta deconstrucción:

En realidad, siempre he escrito poesía, pero cuando comencé Nocilla Dream en 2004 me di cuenta de que no tenía nada que ver con lo que había hecho hasta entonces, porque había una unidad narrativa y de personajes. En mi cabeza era como un gran poema, pero había que ponerle un nombre y encajaba mejor el de novela que otra cosa. Eran fragmentos, pero íntimamente relacionados; había personajes, unidos a veces a pesar de sí mismos, y traté de verlos sin afectación ni adjetivos, con frialdad, como en un documental, aunque luego sepamos que también los documentales son mentira, porque hay un montaje y una manipulación. He tratado de sacar a la luz historias de la vida real que tenían interés por sí mismas, y que al relacionarlas cobraban nuevo interés. ¿Poema en prosa, novela, un blog? Si tuviera que definirlo sería como “docuficción”, cine y narrativa, un documento o una ficción con tintes de documental, pero muy poético.
Dentro de unos años, cuando se vea esta trilogía en perspectiva, los críticos dirán si Agustín es genio o fraude (cosa que, espero, nunca haga que no disfrute de un "mal" libro). Si quieren mi opinión, tras navegar por el mar de halagos y críticas a este “Proyecto Nocilla”, puedo reafirmar que a mi me gusta.

Y de postre… un poco más de Nocillla.

3 comentarios:

Antígona dijo...

Magnífico Post, estimado Sir Villet. Mis felicitaciones.

Leí hace poco "Nocilla Experience" -"Nocilla Dream me lo salté en un acto iconoclasta sin precedentes en mí-, y aunque tengo claro que Fernández Mallo nunca será mi autor de cabecera ni de lejos, debo reconocer que el carácter "impresionista" del libro me gustó y que disfruté mucho con algunas de sus imágenes y reflexiones.

Ahora, también es verdad que al finalizarlo empecé a pensar en cuál sería la proporción entre los textos escritos por el propio Mallo y los extraídos de otras partes. En fin, no seré yo quien diga que la composición no es un arte.

A sus pies, caballero.

Sir Villet dijo...

Muchas gracias Antígona

Usted misma en su comentario lo demuestra, Mallo hace opinar y eso ya es mucho para los tiempos que corren. La verdad es que creo que voy a empezar a buscar su poesía a ver que tal.

Siempre suyo

Iván Ruiz de Velasco dijo...

Pase por aquí, saludo la reflexión.