miércoles, 2 de abril de 2008

Ganas de...

Sólo hay una cosa de la educación (familiar, escolar y “de la calle”) que odio



y no, no me refiero a Miguel Bosé (para otro día un análisis de sus canciones perpetraciones), trato de la frase "los chicos no lloran".

Ahora que todos los hombres saben expresar sus sentimientos quizá te extrañé, metrosexual que me lees, saber que hay toda una generación que no podemos. Y es una autentica putada tener ganas de llorar, de liberar la presión que agarra tu corazón. Sientes como se humedecen tus ojos, se agrandan tus ojeras, se palidece tu tez, como se borra tu sonrisa, se te nubla la cabeza… y no puedes desahogarte.

Ganas de llorar, que las lágrimas limpien tus ojos. Sabes que eso no es suficiente pero no hacerlo te reconcome, se engrandece el dolor, la rabia, pierdes los papeles… mientras la educación, esa maldita, te golpea con un mantener las formas, con ese intento de falsa calma.

Te inundan las ganas de llorar y lo mejor que te puede pasar es que llegue el llanto, no para que nadie te consuele, solo deseas que se vaya, con las lágrimas, ese dolor que te ancla. Y oyes a ese profesor, a esa madre, ese padre que te recuerdan que nada de lo que hagas cambiará la realidad, nada se solucionará pero por una vez…

Tienes ganas de ser tú el protegido aunque sabes que tienes gente que te cuida, de que esa canción que siempre dices que te anima lo haga



que el sol que abrasa el asfalto te pase algo de su calor, que la magia por una vez exista…

Y un día de estos todas las lágrimas que has guardado saldrán de golpe y quedarás en puro pellejo deshidratado.