Eusebio
Exista esa hora… en la que llegas demasiado tarde para hacerte la cena pero lo suficientemente pronto para buscarla fuera. Ayer martes llegué justo a esa hora.
Andaba por el llamado centro de la ciudad intentando elegir entre las diferentes comidas: rápida, italiana, llescas… y sus combinaciones. Giré a la derecha.
Toda ciudad o pueblo de costa tiene su calle del mar y/o sus ramblas. Esta es la mía. Un lugar que, sin la predisposición adecuada, adjunta una cajita de recuerdos: correfocs, fiestas, baños nocturnos, aquella noche de hotel en tu propia ciudad… En esas estaba cuando le escuché.
- Sir Villet… está usted como siempre.
Me giré. Detrás de la figura encorvada y sucia, medio escondidos sus ojos por unas gafas de culo de botella, estaba Eusebio.
Eusebio es un amigo de mi padre, de su anterior empresa. Cuando mis padres necesitaban estar solos Eusebio era la opción d. La familia siempre hemos sido cuatro y, en sus momentos de intimidad buscada, nuestros padres se servían de amigos y compañeros que aguantaran a sus hijos.
- Esusebio está usted…
- Hecho uno zorros, Sir, hecho unos zorros.
Eusebio debe estar más cerca de los cien que de otra cifra. Durante muchos años estuvo en Argentina, cuando éramos nosotros los que íbamos ahí, trabajando, como no, de taxista. Por lo que recuerdo pasó por Perú, Colombia, Alemania, Rusia y E.E.U.U. en una época en la que viajar era, como decirlo, más divertido. Si la vida fuera una película ese encuentro hubiera tendido una canción clara.
- No iba a decir eso, Eusebio.
- Entonces me hubiese mentido.
En uno de sus viajes conoció a su mujer, Flora, y con ella aterrizaron en una de las zonas que nadie quería de mi ciudad, justamente la que ahora es más cara. Aquí fue ganado dioptrías dedicándose a arreglar televisores.
- El problema es que ya nadie quiere que le arregles el televisor, todo el mundo se compra directamente uno nuevo.
Recuerdo que salíamos de su casa con condensadores, enchufes, cables y cualquier objeto punzante o cortante que mis padres descubrían cuando se les bajaba el calentón.
- ¿Viene a cenar conmigo, Eusebio?
- No debería, Flora me espera.
- Luego subo y la visito y le explico por fue culpa mía.
Nos encaminamos a cenar pero antes paramos a tomar algo.
- ¿Tiene un cigarro, Sir Villet?
- Sabe que no fumo… además, aquí está prohibido.
- Un vino por favor… Ahora hay más prohibiciones que con Franco… ¿sabe usted el lema del franquismo?
- ¿Una, grande y libre?
- Me sorprende que lo sepa con su juventud… ¿sabe que significa?
- Bueno… creo que no.
- Era una porqué, si hubiésemos tenido otra todos nos hubiésemos ido a la otra; grande ya que todos nos queríamos ir pero no nos dejaban, encabezonados en que cabíamos todos y libre al poder ser del partido que quisieras.
- ¿Del partido?
- Sí, podías ser del Madrid – Barça o del Osasuna – Oviedo, daba igual.
Empezé a reír mientras se bebía su vino.
Durante las siguientes horas compartí de nuevo sus recuerdos con la alegría que da verlos vívidos en él. Recuerdos ácidos, alegres, duros... Como supuse Eusebio conocía todos los bares y viceversa. La mayoría de los camareros se alegró de que hoy tuviera otra persona con queién hablar. Cuando su estado ya era cercano al coma dijo.
- Sir Villet, debo dejarle, Flora me espera.
- Le acompaño, Eusebio, lo prometido es deuda.
Volvimos hasta su casa. Todo estaba sucio y patas abajo, peor de lo que se podía imaginar. En medio del desastre la foto de su mujer sonreía en la única mesa libre, mirándonos.
Será por eso que dicen que los borrachos nunca mienten.
Andaba por el llamado centro de la ciudad intentando elegir entre las diferentes comidas: rápida, italiana, llescas… y sus combinaciones. Giré a la derecha.
Toda ciudad o pueblo de costa tiene su calle del mar y/o sus ramblas. Esta es la mía. Un lugar que, sin la predisposición adecuada, adjunta una cajita de recuerdos: correfocs, fiestas, baños nocturnos, aquella noche de hotel en tu propia ciudad… En esas estaba cuando le escuché.
- Sir Villet… está usted como siempre.
Me giré. Detrás de la figura encorvada y sucia, medio escondidos sus ojos por unas gafas de culo de botella, estaba Eusebio.
Eusebio es un amigo de mi padre, de su anterior empresa. Cuando mis padres necesitaban estar solos Eusebio era la opción d. La familia siempre hemos sido cuatro y, en sus momentos de intimidad buscada, nuestros padres se servían de amigos y compañeros que aguantaran a sus hijos.
- Esusebio está usted…
- Hecho uno zorros, Sir, hecho unos zorros.
Eusebio debe estar más cerca de los cien que de otra cifra. Durante muchos años estuvo en Argentina, cuando éramos nosotros los que íbamos ahí, trabajando, como no, de taxista. Por lo que recuerdo pasó por Perú, Colombia, Alemania, Rusia y E.E.U.U. en una época en la que viajar era, como decirlo, más divertido. Si la vida fuera una película ese encuentro hubiera tendido una canción clara.
- No iba a decir eso, Eusebio.
- Entonces me hubiese mentido.
En uno de sus viajes conoció a su mujer, Flora, y con ella aterrizaron en una de las zonas que nadie quería de mi ciudad, justamente la que ahora es más cara. Aquí fue ganado dioptrías dedicándose a arreglar televisores.
- El problema es que ya nadie quiere que le arregles el televisor, todo el mundo se compra directamente uno nuevo.
Recuerdo que salíamos de su casa con condensadores, enchufes, cables y cualquier objeto punzante o cortante que mis padres descubrían cuando se les bajaba el calentón.
- ¿Viene a cenar conmigo, Eusebio?
- No debería, Flora me espera.
- Luego subo y la visito y le explico por fue culpa mía.
Nos encaminamos a cenar pero antes paramos a tomar algo.
- ¿Tiene un cigarro, Sir Villet?
- Sabe que no fumo… además, aquí está prohibido.
- Un vino por favor… Ahora hay más prohibiciones que con Franco… ¿sabe usted el lema del franquismo?
- ¿Una, grande y libre?
- Me sorprende que lo sepa con su juventud… ¿sabe que significa?
- Bueno… creo que no.
- Era una porqué, si hubiésemos tenido otra todos nos hubiésemos ido a la otra; grande ya que todos nos queríamos ir pero no nos dejaban, encabezonados en que cabíamos todos y libre al poder ser del partido que quisieras.
- ¿Del partido?
- Sí, podías ser del Madrid – Barça o del Osasuna – Oviedo, daba igual.
Empezé a reír mientras se bebía su vino.
Durante las siguientes horas compartí de nuevo sus recuerdos con la alegría que da verlos vívidos en él. Recuerdos ácidos, alegres, duros... Como supuse Eusebio conocía todos los bares y viceversa. La mayoría de los camareros se alegró de que hoy tuviera otra persona con queién hablar. Cuando su estado ya era cercano al coma dijo.
- Sir Villet, debo dejarle, Flora me espera.
- Le acompaño, Eusebio, lo prometido es deuda.
Volvimos hasta su casa. Todo estaba sucio y patas abajo, peor de lo que se podía imaginar. En medio del desastre la foto de su mujer sonreía en la única mesa libre, mirándonos.
Será por eso que dicen que los borrachos nunca mienten.
6 comentarios:
INTIMISTA Y EFECTIVO.
ME QUITO EL SOMBRERO.
SON EN SITUACIONES COMO ESTA EN LA QUE TE DAS CUENTA LO QUE HA CAMBIADO TU VIDA, Y TE PREGUNTAS SI HA SIDO PARA MEJOR.
UN SALUDO (a secas).
Sir Villet, qué bonito relato y qué triste y melancólico a la vez.
A sus pies quedo.
Tierno y triste en la misma medida. Me ha encantado. Gracias por compartirlo.
Co-jo-nu-do! Me recuerda una escena de "Los lunes al Sol". Pero la historia de Eusebio des de Badalona (es el paseo de Badalona, ¿verdad?), es mucho más impactante.
Hostia, ¿y aquí qué ha pasado? Pero si esta mañana he dejado un comentario.... Sir Villet, ¿me lo ha robado Ud.? Hombre, eso no me lo haga, que era "para" Ud :P
Pues le decía algo así como que tiene Ud. suerte de conocer a Eusebio, estas personas que a mi parecer son algo así como héroes anónimos, capaces de arrostrar la vida, hasta en sus peores aspectos, con un buen ánimo sorprendente. Que le cuide mucho su Flora, vaya que sí.
Suya con afecto
NOCHNOI
NI MEJOR NI PEOR.... DIFERENTE
UN GRAN SALUDO
Duschgel
Ya sabe usted que a veces las cosas son así.
Suyo
Yaiza
Me encanta que lo disfrutase
Suyo
Veí
Como vecino mío que es decir que es el paseo de Badalona no es un GRAN descubrimeinto :P
Suyo
Antígona
Los coments llevan unos días tontos, se lo aseguro. Por una vez yo no he sido :P
Suyo
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