lunes, 27 de abril de 2009

Viaje con nosotros.

Este año, más que ningún otro, ando dando más viajes en avión que en toda mi vida (hay meses que he cogido más un aribus que un autobús) y eso que siempre que voy en avión sucede algo así que con todos ustedes…

Cosas que me pasan en los aeropuertos.

Rutinas habituales a las que acabas por no dar importancia.

- Cambios de puerta o sala de embarque o incluso terminal, mutación del nombre de avión (sobretodo en vuelos de Clickair que sale el de Iberia y viceversa y últimamente en Vueling que se está fundiendo con Clickair), invisibilidad de tu vuelo (no sale en las pantallas, en información no saben dónde está tu vuelo o incluso alguien afirma que ese vuelo seguro que no existe).

- Striptease en el acceso, que no me dejen pasar algo (a destacar no poder pasar arena del desierto de Sahara – como si se acabara – y piedras del Teide – los seguratas tenían una caja enorme con las que recuperaban… ¿las devolverían después?, ¿habrá un mercado negro -), que me dejen pasar algo (botes de gel de litro y medio, una navaja que parecía una espada…), que me desmonten el portátil (pa mi que los hay que hacen prácticas de informática abriendo portátiles o que buscan los enanos de los ordenadores pensándose que son los mismo que los de la ONCE).

- Nevadas, lluvias, neblinas, ventadas, soleadas o cualquier fenómeno meteorológico (como que a alguien le pique algo) que impida salir. A decir que este tipo de problemas suele unir a todo el pasaje.

- Comandantes que hablan en alguna lengua muerta (que ni los muertos entienden), azafatas que dicen el destino de llegada mal, flipados que les da por probar la salida de emergencia, histerias a volar generales (siempre que alguien no sube a un avión por nervios alguien más baja también)…

Demasiada información.

- “Nuestro avión ha reventado un motor antes de salir y por eso les vamos a cambiar a otro” (mejor engáñeme, buen hombre).

- “Su avión no sale en las pantallas porque se ha caído” (luego se corrigió diciendo que se refería a que cayó del sistema).

- “En este momento estamos pasando unas turbulencias que hacen que volar sea muy peligroso pero muy divertido” (hazte piloto de cazas, cabrón).

- “Se preguntarán por qué damos tantas vueltas al aeropuerto… es que no sale el tren de aterrizaje” (esta es quizá la que más histeria a causado).

- “En este vuelo nuestro copiloto está de prácticas” (y yo sin ver la L).

- “Les avisamos que la tripulación está en huelga” (pero… ¿en medio del vuelo?).

Cosas divertidas.

- “En Barcelona hace buen día y un calor muy agradable… como para ir a una playa nudista solitaria con tu amante” (el comandante, pensando en voz alta).

- “Pueden comprar sus billetes vía Internet y, aprovechando que están en Internet, saludar a sus amigos o ver algo de porno” (la sobrecargo making friends).

- “Aprovecho para felicitar a Amanda, que es su cumpleaños… cumpleaños feliz, cumpleaños feliz…” (dado la pasividad de Amanda y la demás tripulación creo que llevaban todo el día con la misma coña).

- El día que descubrí el check-in gracias a un chico de Spanair que vino a la cola (larga como una semana sin pan), nos cogió los resguardos de Internet, nos pilló los dnis y, sin mediar palabra, nos sacó el billete desde la maquina de check-in.

Anécdotas que, al final, fueron sólo eso.

- La vez que nos vendieron el mismo asiento a tres personas. Al final una se sentó en otro libre, otra en los asientos que usan las azafatas (que no creo yo que eso sea muy legal) y yo me quede en el asiento “bueno” (por una vez que llego el primero).

- Llevaba mi americana de invierno (con forro) y, tras pasar el arco, me puse el billete en el bolsillo interior. Con tan mala suerte que, en verdad, introduje mi pase en el forro y se cayó al suelo (aeropuerto de Barcelona, Terminal B). Al cabo de quince minutos busco el billete (por aquello de ver la puerta) y no lo encuentro. Fue divertido buscar por el suelo (sí, lo encontré aunque… mejor que no lo hubiera encontrado).

Pese a todo esto aún sigo en el avión. La culpa la tiene Emmanuelle, obviamente.

6 comentarios:

Barbijaputa dijo...

XDDDD Joe Tako, lo que me he reído!!!


Y eso de que la azafata se equivoque con el lugar de destino suele pasar mucho. Imagina un día que la pobre tenga MAD-BCN-MAD-BCN-MAD, que puede ser eh? llega un momento en que ya no sabes si estás llegando, volviendo o muriéndote, de hecho la hipoxia se hace con tu cuerpo y a veces tiene el mismo efecto que un porro, no puedes parar de reír.

Un día voy a hacer un post sobre la hipoxia, para que tengáis más paciencia con las pobres azafatas.

Gourk dijo...

Jajajaja, muy buena entrada. Me encanto lo del piloto y las turbulencias "divertidas" ¿Porqué cuando yo viajo en avión no me pasan cosas tan absurdas?

Tako dijo...

Barbijaputa a mi las azafatas me encantan :P. Además gracias a ellas tengo un post :P.

Además seguro que si le dices a algún pasajero que tienes hipoxia encuentra una manera de solucionarlo (busca uno que te guste, ya puesta).

A cuidarse

Tako dijo...

Gourk el próximo viaje vente conmigo... emoción asegurada :O

Estoy pensando en hacer una parque de atracciones :)

Bienvenido a Takolandia

vittt dijo...

espera que en el próximo vuelo estornude un mariachi alguien y verás que risa...

Pol dijo...

Un post como la vida misma... lo que me he reído